Wednesday, August 30, 2006

DESAFÍO PARA VIVIR

Continuación....
La intervención quirúrgica y un seguimiento con cuidados especiales, incluidos medicamentos como el antibiótico Meronén, traídos con gran urgencia desde la capital, respondían a un doble reto para el equipo de especialistas: el primero, que la joven caminara, y el otro, que el bebé saliera ileso de esta situación.

La operación duró cinco horas y cuarenta minutos. A su éxito debe sumarse que se realizó con la paciente apoyada en la rodilla y en el pecho, quedando libre el vientre materno, pues el estado de gestación de Aloyma así lo exigía, y porque además esta forma posibilitó una mejor transoperatoria (manejo técnico durante la operación) para los médicos.
La compleja intervención enfrentó el desafío de rescindir el tumor y a la vez descomprimir la médula espinal, para lo cual fue necesario bordear este delicado órgano por el lateral, pues el meningioma estaba justo delante de él.
A pesar del trago amargo y la zozobra vivida por la joven en el mes de mayo, le sirve de aliciente la exclusividad de su aporte a la ciencia médica, pues, como reafirman los galenos, este es un caso que quedará para la posteridad pues «aún no se identifican casos con iguales características, ni dentro ni fuera del país».
ALOYMA CUENTA SU HISTORIA
El 27 de julio nació Ismel Jesús tras haber tenido en «jaque» a los doctores del Hospital Provincial agramontino y del Materno Infantil. Vino al mundo mediante cesárea y pesaba cinco libras y diez onzas. Hoy, junto a mamá y papá, goza de perfecta salud. Aloyma, con él en brazos, recibió caminando a este equipo de periodistas. Ella es maestra de segundo grado en la escuela primaria Conrado Benítez, y con su tesis de Licenciatura en Defectología a punto de terminar. «Los neurocirujanos que me operaron, sobre todo Héctor León y Guillermo Pardo, me dieron mucha seguridad. A Lianne González, quien me hizo la cesárea, le agradezco su dedicación y el haber recibido a mi hijo.
Guillermo y Melba, padres de Aloyma, e Ibrahím, su esposo, también agradecen tanto esmero y consagración de parte de los trabajadores de la salud, porque aún la rehabilitación no termina.
Cariñosamente, la muchacha recibe en su hogar a Roberto Acosta, jefe de los técnicos en la Sala de Rehabilitación del policlínico del reparto Previsora. «Él viene tres veces a la semana a orientarme los ejercicios en casa. Hace un esfuerzo muy grande, gracias a los cuidados y a él es que caminé tan rápido», asegura entusiasmada.

Gracias a los esfuerzos de todo el equipo de este hospital esta madre con su familia gozan de una excelente salud...


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